miércoles, 23 de enero de 2019

Harry Winks desde la base

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Fotografía: tottenhamhotspur.com

Las lesiones han llevado esta temporada a Pochettino a hacer un esfuerzo por encontrar otras vías que beneficien al Tottenham, minimizando el golpe que supone al equipo. Seguramente el conjunto londinense se encuentra en su temporada (desde que llegó el técnico argentino) menos brillante. Pese a ello, están mostrando una mayor madurez competitiva que les está acercando en más de una ocasión a la victoria. Los puntos sumados ponen al club en los mejores números de su historia, y mucho de ello tiene que ver en lo que está haciendo el técnico argentino en su equipo (si la plantilla estaba recibiendo golpes morales, las recientes lesiones de Harry Kane, Sissoko, Dele Alli o la marcha de Son a la Copa Asia acentúan más todo). Pese a ello, uno de los movimientos que más repercusión ha tenido en el equipo ha sido el impacto de Harry Winks en el centro del campo. Ha sabido adaptarse a lo que va teniendo el Tottenham, e ir creciendo partido tras partido (algo que se marca más con la marcha de Dembélé a China).

Junto a Sissoko, el Tottenham ha encontrado durante un tiempo una pareja en el centro del campo que ha subsanado lo que le faltaba al equipo (de distinta manera). Tanto el francés como Harry Winks se han adaptado y complementado bien. El físico de Sissoko ha sido lo que más ha ayudado al inglés sin balón, además de encontrarle como un posible receptor para que conduzca la pelota. Esto ha beneficiado a Winks, que comenzó en su rol tratando de conducir más de lo que debía el balón, y ha ido retrasando sus intervenciones para ser el primer enlace para salir jugando. Con ello, el equipo ha agilizado en más de una ocasión la salida de balón desde atrás. Su mayor participación en los primeros pases (donde el enlace con Eriksen también cobra una gran importancia) le ha llevado a que sea uno de los futbolistas de la plantilla que más pases da. No obstante, lo más importante es que sus intervenciones benefician a sus compañeros, acercándose para ofrecer una posibilidad de pase y tratando de mover rápido el balón para no retenerlo demasiado. 

Por norma general, Harry Winks juega sencillo. No se complica, y busca intervenir en pocos toques. En esta faceta es seguramente donde se encuentra lo bueno de su juego. Es por ello que cuando tiene que retener de más el balón o trata de conducir en alguna jugada, le cuesta más aportar cosas positivas, teniendo cierta tendencia al error. El inglés es un centrocampista hecho para distribuir, o al menos ser un elemento que aporte ahí, y no para lanzarse. En campo propio sabe dónde moverse para recibir y a quién enviar el balón, otorga fluidez al juego, y esas recepciones y pases le dan la posibilidad de tener relevancia unos metros más adelante encontrando a los atacantes del equipo. 

Para el Tottenham actual, que una vez pisa campo rival se lanza con rapidez, Winks ha supuesto una buena respuesta para que Pochettino encuentre el mejor envío posible a los que se encargan de introducir otro ritmo ofensivamente. El joven centrocampista inglés está sumando esta temporada más minutos que nunca (algo que siempre se ha visto influenciado por las lesiones, las cuales le están respetando), dando pasos firmes para consolidarse. Pochettino ha sabido impulsar bien los puntos fuertes de su jugador, recibiendo de esta manera una respuesta positiva del futbolista. A partir de ahora, además, la marcha de Dembélé toma un contexto distinto donde Harry Winks asume una mayor responsabilidad dentro de la plantilla. Es por ello que el hecho de que haya “aparecido” esta temporada ha supuesto un impulso para todo el equipo. Pese a ser aún joven y tener que sumar minutos para ganar experiencia, este primer escalón parecía que tendría que subirlo tarde o temprano. Y una vez más definido su rol como centrocampista, está mostrando madurez en su juego, haciendo ver que puede ser una pieza importante en el centro del campo.

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