domingo, 11 de septiembre de 2016

Definir a través de Silva y De Bruyne

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El derby de Manchester se vio dividido en dos partes. Un primer tiempo donde el Manchester City consiguió doblegar al Manchester United, no dejando al equipo de Mourinho que se encontrase cómodo (algunos de sus jugadores se vieron perdidos), y unos segundos cuarentaicinco minutos donde el equipo local mostró toda su competitividad para intentar empatar un partido al que habían dado vida antes del descanso. Los pupilos de Guardiola acabaron sudando para ganar el partido. Manchester no deja indiferente a nadie.


Durante el primer tiempo del partido el Manchester City maniató a su rival. El equipo de Pep Guardiola se impuso con contundencia a través de tres nombres: Otamendi, David Silva y Kevin de Bruyne. Y fue la actuación de estos dos últimos sobre todo la que sirvió de plus para que cada posesión en campo del Manchester United cobrara sentido. Por otro lado, el central argentino fue el encargado de dominar la mitad del terreno de juego que acababa en su portería. No permitió que hubiera posibilidad de ganarle una acción. Si había algún pase raso se anticipaba. Si había un balón aéreo se imponía con contundencia intentando además que no se diera una segunda jugada que pudiera perjudicar a su equipo. Se posicionó de forma perfecta para ocupar el espacio y a su vez sirvió como corrector para que Stones tampoco sufriera.

El inicio de partido no fue sencillo para Silva. Bien marcado, los jugadores del Manchester United intentaban que apenas pudiera recibir el balón, o al menos que no tuviera intervenciones en zonas trascendentes dentro del campo. El jugador español se fue soltando y liberando poco a poco, buscando el balón más que ocupando una zona donde actuar, y comenzó a encontrar su sitio en el partido. Esta libertad de movimientos dio lugar a que consiguiera tomar contacto con el inicio de la jugada y a su vez llegar al borde del área. Con la actuación del futbolista del Manchester City todos sus compañeros se contagiaron. El conjunto sky blue en ataque intentaba ofrecer constantemente vías de pase para que el poseedor del balón pudiera encontrar apoyo. Además, una vez perdían el balón apretaban al Manchester United para que estos no tuvieran opción para poder salir al contragolpe. El resultado: dominio en ataque moviendo la pelota y defensa haciendo que cada balón del rival acabara en pelotazos o pases fallidos.

Y el jugador que más se contagio de Silva, o fue un contagio mutuo, fue De Bruyne. El jugador belga realizó el mejor partido desde la llegada de Guardiola. En los partidos anteriores se le vio algo más perdido en su rol, sin llegar a tener un gran impacto, pero en este derby fue una constante en ataque. Actuó sobre todo en la zona de tres cuartos de campo, y consiguió adueñarse de cada ataque en el que intervenía. La defensa del Manchester United erró dejándole espacios que le permitieran realizar conducciones o le dieran comodidad a la hora de intervenir. Consiguió tener una gran presencia en ataque, pidiendo la pelota y sintiéndose protagonista, siendo muy productivo para sus compañeros y haciendo que el rival no supiera cómo defenderle. Esto le llevó a marcar uno de los goles de su equipo y estrellar un disparo en el palo que acabaría siendo el segundo tras el rechace.


El empuje y entrega del Manchester United en Old Trafford

Frente al dominio del Manchester City, un error de Claudio Bravo al borde del descanso acabando en gol de Ibrahimovic puso todo patas arriba (de tal forma que el Manchester United pudo empatar antes de irse al descanso). La mala imagen de su equipo llevó a Mourinho a realizar cambios en el descanso que pudieran servir para agitar el encuentro. Dio entrada a Rashford y Ander Herrera (por Lingard y Mkhitaryan) para conseguir cambiar las tornas y comenzar a controlar la situación. Y la diferencia se notó rápido sobre el campo. El joven delantero inglés, partiendo desde la izquierda, revolucionó el partido nada más comenzar los segundos cuarentaicinco minutos. Cada vez que tiene minutos se nota lo carismático que es y el cómo no tiene miedo a intentar cosas.

El equipo de Mourinho comenzó a presionar mucho mejor. Si bien es cierto que asumieron riesgos, tuvieron una mayor seguridad a la hora de defender y atacar. Una de las cosas que hizo el técnico portugués fue presionar la salida de balón cuando Claudio Bravo tenía la pelota. Los jugadores del Manchester United ocupaban bien los espacios, defendiendo prácticamente hombre a hombre, y no dejando que el portero chileno tuviera una opción clara de pase. Esto llevaba a balones largos que acababan en disputas aéreas que muchas veces ganó el equipo local.

El partido se volvió más caótico, y el Manchester United se sintió más cómodo. Comenzó a atacar con más jugadores, o al menos a cargar los ataques con todo el equipo hasta el centro del campo, lo que le hizo a su vez más vulnerable ya que el equipo se partía más al defender (el centro del campo muchas veces era una espacio sin jugadores del United). Pero pese a que el Manchester City pudo matar el partido al contragolpe le faltó efectividad a la hora de finalizar las jugadas para poder acabar el encuentro sin sufrir. Como esto no ocurrió, los red devils consiguieron que el Manchester City mostrara una mayor inestabilidad y acabara los últimos minutos prácticamente defendiendo de cualquier forma su portería. No se puede decir que el equipo de Mourinho tuviera ocasiones muy claras, pero sí mostró empuje en su campo y orgullo durante el segundo tiempo. El partido acabó 1-2 para el Manchester City, que durante cuarenta minutos cocinó un partido con un Silva y De Bruyne excepcionales.

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