A veces parte de una temporada se concentra en un partido. A veces hay partidos que sirven para sacar fuera todo el orgullo que no se sacó antes. Arsenal y Manchester City tenían la oportunidad en Wembley de resarcirse de toda una temporada llena de altibajos. Una semifinal que podía suponer plantarse en la final de FA Cup y disputar un título que no es que fuera a borrar lo malo de la temporada, pero si daría la posibilidad de demostrar que el corazón sigue latiendo con intensidad cada vez que se juega un partido. Y en cierta manera el partido entre ambos no decepcionó. Hubo un mix de sensaciones para ambos equipos, partidos que se jugaron dentro de un mismo partido, y momentos donde el partido se volvió una montaña rusa. Finalmente y con prórroga el Arsenal consiguió llevarse la semifinal por 2-1 frente a un Manchester City que lo intentó pero no pudo.
El dominio del Manchester City
El Manchester City fue el equipo que consiguió dominar más las situaciones a lo largo de los noventa minutos. Si bien es cierto que los de Pep Guardiola no consiguieron finalizar todo lo que generaban, si tuvieron la capacidad de tener el balón para sufrir lo menos posible. En ese aspecto el equipo de Manchester hizo que el Arsenal no pudiera gozar de posesiones claras, y que sus ocasiones más claras acabaran siendo situaciones aisladas donde prácticamente parecía imposible que pudieran hacer mucho daño y de esta forma poner la final a su favor. No obstante en ese dominio o control les faltó el último golpe en la mesa para poder poner todo de cara. Sin ello, sus posesiones se acabaron convirtiendo en ocasiones en algo previsible o "estéril", por lo que el Arsenal tampoco salió perjudicado.
El Manchester City planteó un partido donde querían tener la pelota el máximo tiempo posible, minimizando las posibilidades del Arsenal, que a su vez planteaba un partido donde apenas intentaba dejar espacios a su rival para que pudiera crear ocasiones de peligro. Y es que se vio que según se acercaban a la frontal del área al Manchester City se le apagaban las ideas. El Arsenal no llegaba en el mejor momento defensivamente, y los de Guardiola no supieron aprovecharlo del todo, teniendo en cuenta además que su rival salió con un 3-4-2-1 con el que dejó malas sensaciones frente al Middlesbrough y que más que una solución parecía una forma desesperada de intentar cambiar algo. El Manchester City tuvo el balón, pero no siempre encontró la mejor respuesta para saber qué hacer con el.
"Dos partidos distintos"
El partido entre Arsenal y Manchester City tuvo dos partidos, o incluso tres si se apura un poco. Uno durante el primer tiempo, otro durante los segundos cuarenteicinco minutos, y finalmente en la prórroga uno distinto, o una extensión de lo que era el segundo tiempo. Durante el primer periodo el partido estuvo a favor del Manchester City prácticamente. Tuvieron el balón, consiguieron que el Arsenal defendiera atrás y les faltó un poco más de mordiente arriba. No obstante minimizaron al Arsenal y eso fue importante, dado que los de Wenger prácticamente guiaron sus oportunidades hacia las acciones a balón parado, donde no llegaron a concretar nada pero si metieron en cierta manera el miedo en el cuerpo para decir "sigo estando aquí".
Durante la segunda parte el guión del partido cambió bastante. El Arsenal se envalentonó y se fue más hacia arriba. A través de Alexis Sánchez y Oxlade-Chamberlain (sobre todo), comenzaron a generar cosas arriba, por las bandas. Con las pocas ayudas del Manchester City a sus laterales, el Arsenal sacó rédito de los carrileros y aunque no llegó a finalizar jugadas, si mostró una imagen distinta. Incluso tras el gol de Agüero que ponía el 0-1 en el marcador, siguieron intentándolo, acabando empatando el partido. No obstante que el Arsenal se fuera más hacia arriba no quiere decir que dominaran. El partido se convirtió en un correcalles donde parecía que la balanza se acabaría decantando del lado de uno u otro equipo. Incluso el Manchester City tuvo un palo y un travesaño para llevarse el partido. Pero el Arsenal mostró corazón, y gracias a ello siguió vivo.
El "extra-time" fue una continuación de lo que se estaba viendo en el partido. El Arsenal parecía no querer ir a los penaltis, y aunque las revoluciones bajaron porque las energías ya empezaban a ser bajas en los jugadores, los de Wenger consiguieron ponerse por delante en el marcador con 2-1. A partir de ese momento al Manchester City pareció que le faltaban fuerzas para poder acabar las cosas, y el Arsenal aunque parecía no poder más, corría en cada jugada al atacar y defender como si les fuera todo. Y así consiguieron llevarse el partido, gracias a ello.
Reacción al gol
Probablemente el punto de inflexión del encuentro entre el equipo de Wenger y Guardiola se dio con el empate. En el mejor momento del Arsenal en el partido, cuando consiguieron soltarse un poco a través de las bandas, una jugada muy mal defendida con un gran pase de Yaya Touré acabó en gol de Agüero (donde Cech falló en la salida). Pero lejos de venirse abajo, el Arsenal trató de seguir concentrado en el partido, buscando el empate. Se expuso más ante cualquier posible contragolpe del Manchester City, que no trató de calmar el partido sino que se unió al ida y vuelta en el que convirtieron el segundo tiempo. Gracias a ello diez minutos después el Arsenal empataba el partido gracias a Monreal.
Y el empate también en gran parte se dio gracias a Oxlade-Chamberlain, que junto a Alexis Sánchez se echó el equipo a la espalda. El inglés por la banda derecha comenzó a buscar combinaciones y jugadas individuales que no pudieran parar los laterales del Manchester City. Eso unido a las acciones del chileno por la banda izquierda hicieron que cada jugada del Arsenal fuera como un arreón para seguir buscando el empate y el partido.
Welbeck como revulsivo
Hay un cambio tardío en el Arsenal que supone un cambio en el encuentro. En el minuto 83 Wenger da entrada a Welbeck por Giroud. El francés no había jugado con comodidad durante el partido porque no es un futbolista con movilidad y con los centrales del Manchester City fijados estos estuvieron cómodos teniéndole cerca sin nadie que molestara a su alrededor. No obstante cuando Welbeck entra en el campo el Arsenal comienza a buscar en mayor medida los balones al espacio. Además, el inglés estaba más fresco por lo que tanto corriendo a los pases al hueco como presionando mostraba mucha más vitalidad. Esto vino bien a su equipo que pareció contagiarse, y acabaron viéndose favorecidos aunque las fuerzas cada vez eran menores.
Durante los minutos que jugó en el segundo tiempo (pocos pero productivos), como los que jugó durante la prórroga, mostró siempre posibilidad de crear peligro. El Manchester City no supo frenarle cada vez que buscaba los balones en las bandas, Se mostró fresco en el uno contra uno, y sobre todo eficaz, ya que supo superar a sus defensores. Gracias a una jugada individual suya acaba sacando la falta que supone el segundo gol del Arsenal. Welbeck fue clave para que su equipo se acabara llevando el partido, e incluso pudo marcar gol. No obstante el Arsenal acabó sufriendo debido a no materializar las ocasiones que tuvo para matar el encuentro, pero finalmente volvieron a mostrar corazón para llegar a la final.
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