jueves, 30 de mayo de 2019

Mané en el frente de ataque

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Fotografía: liverpoolfc.com
El Liverpool de Jürgen Klopp es un equipo que ha evolucionado desde que el alemán llegada a Inglaterra. Este curso es en el que más se ha acentuado ese cambio que ha ido sufriendo, siendo en beneficio de que consiguieran aumentar la competitividad y de esta manera pudieran plantear metas más altas. Y lo han conseguido. por segunda temporada consecutiva el equipo ha llegado a la final de UCL, y ha disputado la Premier League como hacía mucho tiempo que no lo hacía, decidiéndose el torneo en la última jornada. Pero el Liverpool no ha evolucionado solo colectivamente.

Uno de los futbolistas que más se ha beneficiado del entrenador alemán ha sido Sadio Mané. El senegalés ha dado un cambio a su juego y desde su llegada a Inglaterra la evolución le ha llevado a ser un jugador más completo. En cierta manera, indescifrable para los defensas rivales por lo que ha crecido su zona de acción. Antes marcaba diferencias por la banda a través de la velocidad, pero su juego se ha nutrido del carril central o el área rival para poder aumentar su rendimiento. Y ahí el Liverpool, y su entrenador, le han sacado el máximo partido posible.

Mané en el campo rival

El paso de las temporadas han llevado a Mané a cubrir más campo en los ataques del Liverpool, y saber mejor cómo hacerlo. De esta forma, todo el equipo se ha beneficiado de los movimientos del atacante senegalés, ya que sin centrarse en hacer daño por la banda ha sido mucho más útil para las combinaciones con sus compañeros o la posibilidad de hacer movimientos para que le encuentren. De esta forma, también ha dado pie a que la banda izquierda crezca mucho con las subidas de Robertson, que saca partido a todo lo que arrastra su compañero para poder hacer del costado un lugar por el que ser dañino para el rival.

A medida que ha centrado más su posición para intervenir, también él ha sacado un mayor partido a sus cualidades. No hay que olvidar, aún así, que el senegalés es un jugador que destaca por lo desequilibrante que es con el balón en los pies, marcando diferencias al correr frente a rivales y creando ocasiones cerca del área. Pero ha depurado su capacidad de intervenir con balón para no solamente destacar cuando se encuentra frente a la portería rival, sino cuando también tiene que aparecer más lejos de ella. En ese sentido, es fácil ver a Mané en las jugadas del Liverpool aparecer por más de un lugar según se van desarrollando. Aparece por tres cuartos de campo para mostrar apoyos, y siempre trata de acabar siendo una opción en el área rival para hacer lo que mejor sabe.

La sociedad que tiene con Salah y Firmino es perfecta, porque entre unos se alimentan de los otros para dominar frente a las defensas rivales. Es por eso que, pese a partir de posiciones fijas, posteriormente van buscando mejores zonas para dar pie a finalizar las jugadas. Por eso es habitual muchas veces ver a Salah y Mané atacando el espacio entre los laterales y los centrales, donde muchas veces se hacen indetectables. Y por ahí busca Klopp ampliar las posibilidades de sus jugadores, tratando también que el senegalés creciera en el área le ha convertido en un elemento para que el Liverpool encuentre una vía hacia la portería rival. Sus desmarques son muy buenos, y rara vez no tiene opción de disparo en los ataques. Si tuviera un poco más de precisión sus números serían aún más escandalosos que esta temporada (26 goles).

Jürgen Klopp ha hecho de Mané un atacante que domine más escenarios y más zonas del campo. Lo suyo sigue siendo la verticalidad con espacios y el ritmo alto, como suele gustarle al Liverpool atacar, pero también tanto cerca como dentro del área se ha convertido en un jugador más útil. Un futbolista que no solamente se ataca a la banda izquierda, de la que parte, sino que mira todo el campo rival con otros ojos para llegar a la portería.

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