domingo, 23 de abril de 2017

Antonio Conte ganó la partida

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El primer cara a cara de Wembley puso en escena a Chelsea y Tottenham. Y a lo largo de la temporada tanto un equipo como el otro han tenido enfrentamientos donde la competitividad ha sido uno de los grandes alicientes de cara a que los partidos tuvieran una gran tensión. Esta vez Antonio Conte y Mauricio Pochettino se veían las caras para hacerse hueco en una final, y como en las anteriores ocasiones el duelo no defraudó de ninguna forma. El partido acabó después de noventa minutos donde ambos tuvieron sus más y sus menos, pero fue finalmente el Chelsea el equipo que se consiguió plantar en la final ganando 4-2 a un Tottenham que lejos de dejar un mal sabor de boca sigue demostrando que es un equipo sólido con futuro muy esperanzador para sus aficionados.


Chelsea por los flancos

Con el equipo que Conte sacó para enfrentarse al Tottenham, y teniendo en cuenta el 3-4-2-1 de Pochettino (aunque ambos entrenadores utilizaron el mismo sistema), las bandas cobraron una importancia especial. Sin Hazard de partida, el Chelsea se veía obligado a buscar las bandas para poder salir al ataque. Teniendo en cuenta además que los carriles del Tottenham estaban conformados por Trippier en la derecha y Son en la izquierda, la salida por las bandas prácticamente se convirtió en algo insistente. Estas salidas por banda de vez en cuando se iban intercalando con balones directos a Batshuayi para conseguir establecerse en campo rival. Aunque la posesión mayormente era del Tottenham, las ideas del Chelsea eran muy claras y consiguieron comprometer en más de una ocasión a su rival.

Hay que tener en cuenta que con el centro del campo Matic-Kanté la salida de balón del Chelsea por el carril central no tomaba una gran relevancia, más teniendo en cuenta que Hazard no estaba sobre el campo. Por ello no había un jugador con total libertad para actuar como hilo conductor y recoger el balón en el centro del campo y llegar arriba. No obstante tanto Willian como Moses fueron dos de los jugadores que más facilidades ofrecieron de cara a buscar las bandas, con el brasileño dejando el carril para el nigeriano, y este buscando insistentemente molestar a Son haciendo que defendiera (le forzó un penalti).




Harry Kane y la delantera del Tottenham

Si algo marcó la diferencia en el Tottenham a lo largo del partido fue su ataque. No obstante, cabe mencionar que la poca efectividad que tuvieron fue uno de los grandes hándicaps de cara a poder llevarse el partido. Partiendo con Harry Kane como principal actor, los que le secundaron por atrás ofrecieron facilidades para poder generar peligro e incomodar a Courtois en varias ocasiones. Y es que la movilidad de los jugadores de ataque del Tottenham son una de las cosas que marcan la diferencia de cara a dominar en campo rival. Juegan rápido, se mueven con cierta libertad y se mueven constantemente. Incordian, generan situaciones favorables para sus compañeros y finalizan una gran cantidad de ocasiones. Es por esto que el Tottenham normalmente tiene una gran cantidad de disparos a lo largo de los partidos.

Cabe destacar también todo lo que generaron en balones aéreos. Probablemente, y sin tratar los balones parados, no sea su punto más fuerte. Y aunque el Chelsea se mantuvo seguro, si es cierto que el Tottenham consiguió inquietar bastante colgando balones al área cuando sus carrileros conseguían plantarse un poco más arriba. De esa forma llegó el gol de Harry Kane de cabeza, donde además el delantero inglés remata a las mil maravillas, haciéndolo posiblemente de la única manera que podía en esa situación.

El control sin recompensa

Al Tottenham le ocurrió un poco lo que le está pasando en los momentos clave a lo largo de estas dos temporadas. Consigue tener tramos en los partidos buenísimos, donde genera muchísimas cosas, pero no tiene ese punto de "maldad" donde matar al rival. Probablemente todo sea algo mental que se vea influido por alguna otra cosa, pero en el partido frente al Chelsea les volvió a suceder. En el momento del 2-2 previo a los dos goles del Chelsea, el equipo de Pochettino consiguió hilar un momento donde su juego fue muy bueno y casi todo el tiempo se estaba jugando en campo del Chelsea. En ese momento parecía que los de Pochettino podían asestar un golpe final a su rival pero no sucedió, y como les ocurre generalmente, acaban "pagando" el no hacerlo.

Pese a que el juego de los carrileros supuso una "contra" para ellos porque ni Son ni Trippier generaron lo mismo que lo hacen Walker y Rose/Davies, si empezaron a encontrar vías de pase y hacer que el Chelsea tuviera que ir reculando. De esa forma se plantaban bien en la frontal y conseguían crear alguna que otra ocasión de peligro. Dominaban con claridad el partido, controlaban el balón y frecuentemente controlaban la situación cuando el Chelsea recuperaba la pelota. No obstante en esos minutos donde el Chelsea supo sufrir, apareció Hazard para demostrar que al Tottenham aún le falta como equipo ese punto que a veces vale partidos.


La irrupción de Hazard

En el minuto 61 Antonio Conte hizo el movimiento que probablemente decantó el partido a su favor. Entraron Diego Costa, y Hazard. Y sobre todo la entrada del belga fue clave para que finalmente el Chelsea consiguiera marcar dos goles que le dieron el pase a la final. Con él sobre el campo, el Chelsea volvió a encontrar un generador de fútbol en ataque. Esta temporada se ha visto como Hazard, partiendo desde la izquierda pero con libertad por todo el campo rival, es el que pone las ideas sobre la mesa para que su equipo consiga imponerse al rival. Y así fue con él sobre el campo, su forma de interpretar las cosas fue la misma de siempre, y con su entrada siempre intimidas en cierta manera al rival porque hoy por hoy es muy complicado frenarle.

Hazard se movió de un lado a otro, buscó la pelota y sus compañeros le buscaron a él. Y eso unido al don de la oportunidad que tuvo acabó dejando caer que su aparición sería lo más importante para la semifinal. Una vez entrados en los últimos veinte minutos, donde empieza a haber cierto miedo a fallar, Hazard marcó en el setentaicinco el 3-2, y tal fue la cosa que en el estado de shock del Tottenham una nueva intervención del belga fue clave para que un simple pase atrás tras una conducción se convirtiera en un disparo de Matic imparable que fue dirigido a la escuadra. Un gol y una asistencia que decantaron un partido donde en fases donde tanto un equipo como otro dominaron, el belga volvió a marcar la diferencia.

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