domingo, 2 de abril de 2017

Un derby rojo

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Anfield se vistió de de tributo en un nuevo derby de Merseyside frente a su vecino. Liverpool y Everton volvían a enfrentarse bajo el homenaje a Ronnie Moran (recientemente fallecido), quien fuera capitán del equipo red y desarrollara toda su carrera en el club. Esta vez el minuto de silencio sepulcral se cambió por un minuto de aplausos. Y no hubo instante en el que no dejaran de sonar. Frente al respeto que se tienen ambos clubes, una vez sonó el pito inicial la rivalidad tomó color. Y en un enfrentamiento más entre ambos equipos, esta vez el Liverpool se llevó la palma con total solvencia. Fue el mejor sobre el campo, y se reafirmó en su lucha por los puestos UCL. Se impuso por 3-1 a un inoperante Everton que desde el inicio del partido se vio superado.

El trío Coutinho, Firmino y Mané

El desequilibrio en el Liverpool siempre lo llevan los mismos. Cuando los de arriba tienen el día y su equipo domina con claridad al rival, es complicado frenarlos. El planteamiento de Ronald Koeman (3-4-2-1) facilitó la tarea de los delanteros del Liverpool. Como siempre, Klopp otorgó total libertad de movimiento a sus tres figuras de arriba, y con Mané partiendo desde la derecha y Firmino desde el carril central, encontró un foco para descolocar a los defensas del Everton. Mientras que Gueye y Tom Davies como pareja de mediocentros se veían desbordados a sus espaldas, la movilidad de Mané empezando desde la banda, y Firmino desenganchándose del área, acababa generando espacios debido a que ni los defensas podían seguir a los atacantes hasta cualquier lugar, ni los centrocampistas podían abarcar todo el carril central. Cuando Firmino y Mané se juntaban un poco, Coutinho desde la izquierda retrasaba un poco la posición para recoger el balón y poder realizar una conducción donde hubiera espacios. Mané hizo el primer gol generando una ocasión a través de una pared y conduciendo la pelota, Coutinho hizo el segundo en su clásica jugada conduciendo y acomodándose el balón para disparar con rosca con la derecha.

Cuando los tres se juntan y fluye el movimiento el balón directamente acaba llegando a ellos como si fueran un imán. Ni el Everton tuvo forma de pararles, ni su sistema fue el idóneo para frenar cada jugada que iniciaban. Además, Coutinho aprovechó bastante el hecho de que en su sector estuvieran defendiendo Holgate como carrilero y Pennington como central. Al final el ataque del Liverpool tuvo el punto para finalizar las jugadas y conseguir desequilibrar el partido a favor suya.


Ross Barkley como única alternativa

Dejando de lado sus faltas, las cuales empiezan a ser un punto serio debido a la dureza que emplea en los balones divididos, Ross Barkley fue la única respuesta del Everton en Anfield. Con su equipo superado fue el único que intentó una y otra vez que sus compañeros consiguieran asentarse arriba para crear peligro sobre la portería de Mignolet. Koeman le otorgó en una doble mediapunta total libertad para poder buscar el balón, y eso lo aprovechó bastante moviéndose mucho y apoyando bastante cuando su equipo tenía que llegar al ataque. Fue el nexo con el centro del campo, que falto de salida de balón encontró una alternativa en Ross Barkley, ya que estuvo constantemente ofreciéndose tanto en la zona de mediapunta como retrasando un poco la posición y acercándose al centro del campo. Sus controles orientados, su conducción y capacidad de uno contra uno desatascaron de vez en cuando el ataque de su equipo, que apenas tuvo ideas con un Lukaku bien defendido.


La defensa del Liverpool

Es cierto que en el gol del empate la defensa del Liverpool se mostró floja, y que en los balones parados sufren más de la cuenta debido a que pierden muchas marcas y el rival los descoloca con facilidad, pero en esta ocasión en Liverpool fuera de eso mostró una buena imagen defensiva. Comandados por Lovren, el cual posiblemente se erigió como una de las figuras del partido, los de Klopp consiguieron frenar bastante bien las armas del Everton arriba. Lukaku apenas tuvo facilidades para recibir balones. Si de por si al Everton le costaba bastante llegar arriba por la colocación y presión del Liverpool cuando no tenían balón, la buena defensa de los centrales juntándose mucho al delantero belga dificultó más aún que pudiera hacer alguna acción de peligro. Cabe destacar que la mayoría de emparejamientos en este sentido cayeron de la mano del central croata. Debido a la tendencia de Lukaku de caer a la banda derecha para poder así encontrar espacio o ir hacia dentro para perfilarse a su pierna izquierda, Lovren solventó bastante bien esto. Apenas le dejó que corriera, y cuando daba la sensación de que podía hacerlo siempre estaba junto a él para molestarle o bien adelantarse en la acción.

Colectivamente el Liverpool realizó un gran partido en la faceta defensiva. Apenas sufrieron, y aunque en parte el Everton facilitó la tarea, todos supieron cerrar bien espacios y morder cuando tenían que hacerlo. No dejaron que hubiera segundas oportunidades, o que el Everton pudiera poblar zonas para sacar partido de las jugadas de ataque. Más bien el Liverpool conseguía aislar las jugadas del Everton, o hacer que sus jugadores quedaran más separados y de esta forma no pudieran encontrar más compañeros cerca.

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