jueves, 4 de septiembre de 2014

Savia nueva

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Inglaterra ha cerrado un ciclo y ha empezado uno nuevo. Posiblemente el ciclo que cierra no sea recordado por muchas cosas positivas (a nivel colectivo). No ha estado sembrado de alegrías gracias a los logros conseguidos, y tampoco es que haya abarrotado las vitrinas de la selección gracias a los trofeos ganados. El ciclo que se acaba ha estado respaldado por una de las mejores generaciones que ha dado el país. Probablemente no ha sido la generación más exitosa, ni la que mejor juego ha realizado, pero va a ser recordada por sus jugadores. Una camada de jugadores que pasarán a la historia mayormente por los logros en sus clubes, pero que al fin y al cabo han vestido la camiseta de su país, defendiéndolo a capa y espada cada vez que han tenido la oportunidad. Y es que con el retiro de la selección de los últimos dos hombres insignia Steven Gerrard y Frank Lampard, se ha dado paso a una nueva generación que ya comenzó a asomar la cabeza en el Mundial de Brasil.

El nuevo capitán de esta nueva etapa será Wayne Rooney, jugador que coincidió con el grupo del "puedo y no quiero". O al menos siempre hubo esa sensación, la de un conjunto de estrellas de gran nivel que creando unas grandes expectativas acababan decepcionando en cada torneo que jugaban. Es difícil ver como pasan las oportunidades ante excelentes futbolistas, pero este fue un caso, y tal vez demasiado cruel. Pero el fútbol tiene estas cosas, a veces te da y a veces te quita. Y mientras las oportunidades pasaban, esta generación se iba perdiendo. Tal vez por los jugadores, tal vez por los entrenadores o tal vez por la FA, al final no hubo un final feliz para todos esos jugadores que ilusionaban a todo un país. Y bueno, con el nacimiento de esta nueva etapa llega otra camada de excelentes jugadores que pueden dar mucho al país. Sterling, Stones, Wilshere, Oxlade-Chamberlain, Chambers, Ross-Barkley...todos ellos jóvenes pero con ganas, con actitud y con la imagen de sus antecesores para no cometer los mismos errores. Junto a estos hay más jugadores, y algunos de menor edad o que aún están jugando en las categorías inferiores, pero desde luego que vuelven a juntarse en una generación fabulosa a la que agarrarse con esperanza. Tal vez en la renovación falte conseguir que un entrenador más ambicioso dirigiese a la selección, pues Roy Hodgson se pasa de dinosaurio en esto del fútbol. Nuevos jugadores, nuevas metas y nuevas ambiciones. Inglaterra tal vez necesite una renovación total, con un nuevo técnico que tenga las ideas claras, las ponga sobre la mesa y ponga las bases de un modelo a seguir.

El Mundial de Brasil fue el último cartucho para Lampard y Gerrard, y por qué no decirlo, para reconocer a la "generación perdida". Pero según se desvanecían las oportunidades, también se desvanecían uno a uno los jugadores que la componían. De todo ello quedará el recuerdo. Para algunos "bueno", para otros malos, pero por qué no decirlo, se recordará con cariño a todos esos jugadores que en su día pasaron por la selección en algo más de tiempo que la última década. Y como si de un árbol se tratara, Inglaterra vuelve a brotar savia nueva para reencontrarse consigo misma, con los éxitos y las alegrías que tuvieron en su día. Difícil predecir que ocurrirá, pues no hay bola de cristal que muestre con certeza el futuro de la selección inglesa. De momento, la nueva generación de los "three lions" ha comenzado ganando su primer partido en este nuevo camino, y con ella han nacido las nuevas esperanzas.

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