Veo a Steven Gerrard y veo al capitán que todo equipo querría tener. Líder, calmado, motivador. He tenido la suerte de verle durante muchos partidos, con sus más y sus menos, haciéndolo mejor o peor, pero liderando. Hay jugadores que nacen con algo especial tras de sí, como si fuera su sombra, algo que se lleva en la sangre. Gerrard lo tiene, y él lo sabe, lo sabe como lo saben los aficionados del Liverpool y como lo sabe cada entrenador que ha tenido. Da igual la edad, eso es secundario, Steven Gerrard ha tenido siempre liderazgo. Ha protegido al club que quiere lo mejor que ha podido, viviendo épocas mejores peores, subido en una montaña rusa, pero con el escudo de su equipo siempre presente. Veo a Gerrard y se me ponen los pelos de punta, en lo que estamos viendo y en lo que le echaremos de menos cuando no esté.
Con los líderes hay momentos que marcan sus carreras, sus años como futbolistas. Gerrard no jugaba la UCL desde la temporada 2009/2010. Mucho si pensamos que hasta hace nada el Liverpool era un equipo que luchaba codo con codo este título, poco si contamos los años que han pasado desde entonces. El fútbol pocas veces entiende de tiempo, incluso pocas veces mantiene el recuerdo de las cosas. Todo pasa, como las carreras de los futbolistas, pero ahí queda el recuerdo, o la memoria, pero al fin y al cabo son momentos, momentos que te levantan del sofá o de una silla. Momentos que te envuelven, que te emocionan, momentos. A veces muchos, otras veces pocos. Steven Gerrard ha dado mucho de estos momentos, al fútbol y a su club. Marcará un antes y un después en él, pero sobre todo va dejando las huelas a una carrera llena de éxitos, menos de los que merecía, pero más de los que parecen. Ver a Gerrard jugar en Europa es recordar cómo marcaba gol al Olympiakos en 2005 para que su equipo siguiera vivo. Es revivir su gol en la final de 2005 ante el Milan y ver cómo levanta los brazos para que los hinchas sigan animando. Sin descanso, sin pausa. Un capitán, un líder. Ver a Gerrard en UCL esta temporada es emocionarse cada vez que salta al campo. Pude verle en el Bernabéu en directo, y fue uno de los momentos que más recordaré en mi vida.
En el partido que decidía todo para su equipo. El seguir vivos o caer, Gerrard fue menos Gerrard. Al menos durante una gran parte del partido. Brendan Rodgers movió a Steven Gerrard a la zona de mediapunta, adelantándole de la posición de mediocentro que es la que normalmente desenvuelve. Apenas tuvo trascendencia, pues un Basel bien plantado en Anfield apenas dejó que el Liverpool le encontrara. Y mientras pasaban los minutos y al Liverpool se le ponían las cosas en contra, yendo por detrás en el marcador y con un jugador menos, apareció él. Gerrard en una falta puso el balón en la escuadra, donde suele caer el balón en los momentos especiales. El gol dio tiempo para que Anfield soñara y Gerrard se echara su equipo a las espaldas, como tantas veces había hecho. Y durante los minutos donde más se debería haber notado su cansancio dejó sus mejores cosas en el partido, y casi en la UCL, donde el Liverpool ha sido un visto y no visto. Y Gerrard jugando con el corazón, hizo que su equipo jugara con el corazón, y el Liverpool jugó los mejores minutos de esta temporada en competición europea. No fueron muchos, e insuficientes para seguir vivos, pero fueron un momento más.
Steven Gerrard es muchas cosas, pero sobre todo tiene momentos. Momentos que le describen como jugador, y que han dejado en la retina de quien le ve el amor por el fútbol. No se si habrá próxima vez para Gerrard en UCL, pero mientras el club de Merseyside se despedía de la competición europea, Anfield cantaba el You'll never walk alone mientras sus jugadores estaban tendidos en el terreno de juego. Momentos, como el gol de Gerrard, que esperemos que sea un 'hasta pronto'.
0 comentarios:
Publicar un comentario