En el Everton van a continuar con su segunda temporada, una segunda temporada que nace de un proyecto ambicioso y con vistas al futuro. Todo este proyecto comenzó con la contratación de Roberto Martínez, quien se convertiría en el timón de un equipo que tendría aspiraciones altas tarde o temprano. Tras cuajar un papel excepcional la pasada campaña, y con un mercado de fichajes no muy movido, donde Lukaku ha sido la guinda del pastel, todos los ojos están puestos en el proyecto toffee. Porque si la temporada pasada se esperaba bastante de ellos, esta no va a ser menos. Y según crecen las expectativas, aumentan las ganas de ver como se desarrolla este equipo.
Y si el belga (Lukaku) ha sido el golpe de carisma que necesitaba el equipo (solo hay que ver su rendimiento la temporada pasada, junto a su temporada en el WBA, para ver que la Premier League se le da bien), también ha llegado Atsu, el jugador de banda que reemplazara a Deulofeu (pese a que este estaba cedido). Este joven jugador del Chelsea llega con la misión de hacer olvidar al español, y su buen Mundial de Brasil respalda su buen hacer por la banda. Con la llegada de Atsu, el Everton deja reforzadas de una gran forma las bandas, tal vez las posiciones donde mayor poderío puede tener el equipo. El ghanés se suma además a la lista de jóvenes jugadores que militan en el "blue team" de Merseyside. Y es que si algo demuestra la carrera de Bobby Martínez como entrenador (además de su buen hacer), es que tiene mano para sacar un rendimiento excepcional de las jóvenes promesas.
Pero sin alejarnos del tema principal, que son las bandas del Everton, la llegada de Atsu da un margen amplísimo de posibilidades en el equipo, con una gran cantidad de variantes y de jugadores distintos que pueden aportar muchas cosas al equipo. El fichaje de McGeady (a mediados de la temporada pasada), Pienaar, Mirallas y las variaciones tácticas que hace el entrenador con jugadores como Osman, Barkley o Naismith hacen que sea complicado saber por qué lado puede salir el técnico español. Estos jugadores de banda, sumados a los laterales Coleman y Baines hacen que los costados del Everton sean un lugar de alto riesgo para los rivales, porque con poco te pueden hacer mucho. Cada jugador con su estilo y su forma de jugar enriquecen una plantilla que ya de por si acumula mucha pólvora.
Y es que los equipos de Roberto Martínez siempre han tenido en las bandas un factor importante. No hay que remontarse muy atrás y ver que en el Wigan Athletic utilizaba en las bandas dos jugadores de suma importancia para el equipo. Por un lado tenía a McManaman, más incisivo y regateador. Y por la otra tenía a Maloney, un jugador más técnico que tendía más a ir hacia el centro para buscar las combinaciones. En el Everton esto no llega a ser igual porque los jugadores de los que dispone son más completos, pero la base acaba siendo la misma, y es que las bandas cobran una gran importancia en el equipo. En un gran número de ocasiones el juego se vuelca a los costados, y es ahí cuando el Everton tiene que demostrar motivos de peso para que ocurran cosas a lo largo del partido. Además, teniendo a un rematador como Lukaku y unos laterales como los que tiene el equipo, jugar en un buen número de ocasiones por banda es en cierta forma normal.
El Everton ha escogido algunas piezas para seguir confeccionando su plantilla. Las bandas destacan por encima de las demás posiciones debido a la variedad de nombres que hay y al buen nivel. Las soluciones que pueden ofrecer estos jugadores al equipo son infinitas. Si la temporada pasada ya tuvieron una gran importancia a lo largo de los partidos, esta no tiene por qué ser distinto. La campaña del equipo toffee parece que seguirá evolucionando hacia arriba, pero las bandas seguirán estando ahí. Porque a veces dos buenas bandas pueden suponer el antes y el después a lo largo de 90 minutos.
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