sábado, 9 de junio de 2018

Un sistema para Southgate

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Fotografía: thefa.com
El camino de Inglaterra hacia Rusia no se puede decir que haya sido un camino donde no haya habido pruebas. Desde la llegada de Southgate al banquillo, la selección inglesa no solamente ha visto como numerosos jugadores pasaban por las convocatorias, sino que su entrenador ha tratado de encontrar con insistencia el mejor sistema para sus futbolistas. Y parece que a base de probaturas ha acabado dando con el que es para él, el idóneo de cara a llevar a cabo su plan. Porque a Southgate, de alguna manera, desde que tomara el mando inglés desde un principio, le han llegado la influencia de los sistemas con 3 centrales (defensas de 3 o 5 jugadores, según se quiera decir). Ya lo probó en sus primeros partidos, y ahora en la recta final para llegar a Rusia preparado, ha sido su apuesta.

Prácticamente, desde el último partido de la fase de clasificación para el Mundial de Rusia, el seleccionador inglés apostó por un sistema con tres centrales. Pese a que desde un principio no contó con todos los futbolistas que acabarían conformando la lista definitiva para el Mundial, si fue dando pinceladas que le permitieran encontrar, posiblemente, el contexto con el que más cómodos se han sentido sus jugadores. De esta forma acabó instaurando un 3-1-4-2 (o 3-5-2 o 5-3-2) que ha beneficiado prácticamente a todas las líneas, paliando ciertas debilidades e intentando potenciar las cualidades individuales de los jugadores que hay. Un sistema con el que posiblemente no dominar pero si golpear.

Un sistema para el colectivo

A lo largo de las últimas etapas Inglaterra ha ido arrastrando muchos males en cuanto a juego. Una selección poco reconocible y demasiado resultadista, que a su vez en rara ocasión obtenía un resultado positivo más allá de las fases de clasificación. Y aunque a Southgate le ha costado, ha conseguido dar cierta identidad a la selección. Más allá de los pros y los contras que pueda haber, o de la falta de cosas de cara a conseguir un combinado más competitivo en ciertos escenarios (lo cual también es una incógnita en esta nueva etapa), el técnico inglés ha sido un soplo de aire fresco, y con él una nueva hornada de futbolistas que a medio plazo tienen la oportunidad de demostrar que son una generación capacitada. Con todo esto, perfilando poco a poco todo, Southgate ha conseguido que con el sistema elegido para el Mundial (5-3-2 si nada cambia), su selección se identifique con el tratar de atacar de cualquier manera.

Southgate ha tratado de ofrecer a su selección con el sistema elegido una maximización de sus recursos. Pormenorizando algunos aspectos, trata de potenciar otros que pueden llevar a su equipo a ser más competitivo. Es por esto que seguramente Inglaterra no sea la selección más fina con el balón, y tampoco la que tenga una capacidad de dominio importante en cuanto a posesión. Pero su entrenador trata de conseguir dos cosas ante esa falta de jugadores que sepan controlar bien un encuentro: seguridad defensiva y movilidad en ataque. Seguramente Inglaterra en el primer aspecto esté mostrando buenas sensaciones. Con tres centrales la selección parece sentirse más a gusto a la hora de defender, y sobre todo suele ofrecer pocas facilidades a sus rivales. Con el segundo, pese a que hay cierta falta de talento con el balón, los futbolistas que tiene Southgate ofrecen cierto dinamismo a la hora de atacar. Dependen de la lucidez individual, pero se ha intentado que esto sea más un hecho que una posibilidad.

Posible XI de Inglaterra: Pickford-Walker, Stones, Cahill-Trippier, Henderson, Dier, Dele Alli, Danny Rose-Harry Kane, Sterling

El balón, de la defensa al ataque

Para Southgate hay una premisa clara dentro de su selección: tratar de mostrar un equipo ofensivo. Es por esto que con su convocatoria, a la par que con su posible once, seguramente intente acrecentar de la máxima forma posible el daño que pueda hacer al atacar. Para esto, ha prescindido de un centro del campo dominante con el balón, donde las limitaciones para salir con el balón jugado podría ser un "escalón innecesario" de cara a llegar al campo rival. Aún así falta medir bien a la selección en situaciones donde le aprieten realmente y necesite temporizar un poco las posesiones. Faltan jugadores que puedan dar un pase que rompa líneas, pero la movilidad en ataque es algo que está muy presente. Henderson puede ser el futbolista que mayores soluciones ponga a la salida de balón inglesa, pero pese a ello en la preparación para el Mundial ha estado muy presente la salida lateral (sobre todo por el costado izquierdo) para plantarse arriba. Ahí, los atacantes son los que tienen que ofrecer cosas de cara a dañar a los rivales.

Sterling, Harry Kane, Dele Alli...todos tienen una gran libertad de movimientos, y los carrileros suelen abrir mucho el campo y ofrecer bastante profundidad. Y aunque a Inglaterra le falta aún cohesionar su juego colectivo en ataque, donde a veces la falta de combinaciones lleva a que los ataques se queden en tierra de nadie, los futbolistas que hay son peligrosos si tienen tiempo de más para pensar qué hacer con el balón. Para llegar a ellos, además de esa salida lateral, será importante todo lo que puedan profundizar los centrales con sus pases. Inglaterra condensa bastante su juego interior, ya que en el intercambio de posiciones por el carril central de tres cuartos de campo es donde más se intentan ofrecer sus futbolistas (a veces con algo de irregularidad). Southgate actualmente lucha por tener una selección que controle los partidos a través del intercambio de golpes. Faltan estrellas por formarse, y esta cita seguramente no sea la idónea para medir esta etapa, pero Inglaterra tiene una oportunidad idónea de desmelenarse de cara al futuro.

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